Esta plaga no tiene su origen en este siglo sino en siglos anteriores.Se caracterizan por ser altos, elegantes y flojos. Pagados con los impuestos del pueblo llano no dudan, pues la conciencia apenas le funciona, en procrear de una manera continua intentando perpetuar su especie reinona. Sin ser elegidos por el pueblo, con grandes casas e inmunizados por las constituciones en cada país, se pasean alegremente por todo el mundo, saludando a la bandera y dándose grandes comilonas llenas de protocolo y gente que los soba.
Monarquías repelentes como la inglesa, bienintencionadas como la española o pijas como la danesa son, en definitiva, extractos de un pasado rancio que ya poco tiene que decir en el siglo XXI. Démosle una piocha a princesas, príncipes y monarcas a ver si, ayvedios, se les bajan sus reales humos cavando pies. O al menos, un referéndum para decidir sobre ellos, so sipote!
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