Este será el primero de una serie de artículos sobre algunas plagas del pasado siglo. No están todas (faltarían la comida rápida, la telebasura, el PP, etc…) pero por menos evidentes mostraré otras. Aprovechando la llegada de San Valentín, no será difícil reconocer en estos días las cancioncillas altamente azucaradas de personajes repelentes como Alex Ubago, Enrique Iglesias o algún engendro prefabricado de Operación Triunfo en su edición doscientas quince.
Es fácil reconocer al cantante melódico pues su vida gira en torno al amor, su pasión desbocada, sus celos, su amor trágico y su sensación, en general, de que nada tiene sentido si no es con alguien a tu lado, dos velas y una chimenea encendida. Pocos han hecho más daño al saber popular en torno al amor que estas criaturas desvalidas y siempre en estado cercano al limbo. La pareja como algo que te pertenece, el amor para toda la vida, los hombres en continuo estado de seducción, y la muerte como única salida al desplante amoroso, son algunas de las grandes ideas que transmiten estos desgraciados de la vida y el cante.
Ya existen en la sociedad bastantes condicionantes para esta concepción machista del amor (las telenovelas, la publicidad de las colonias,…) para añadir a estos diabéticos del amor, repeinados, con chaqueta y siempre dispuestos. Vigilen la tele, estén atentos a las radios, porque allí, en cualquier lugar, cuando menos te lo esperes, aparecerá un cantante melódico y te joderá el día pensando en que el amor es siempre hermoso y huele a flores y que la chica de la oficina de al lado, rubia y grandes proporciones, será el amor de tu vida e incluso querrá compartir tu hipoteca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario