jueves, 31 de diciembre de 2009

De angulas y héroes

Todos los años, por mochilas, las televisiones emiten a las 9 de la noche del 24 de Diciembre el mensaje del rey. Cada año mas peñazo, mas viejuno, ya no llega a ser ni la conciencia de un pueblo. Hoy me preocupa mucho mas ese otro tío del Greenpeace que pasa sus Navidades en la cárcel por decir que los gobernantes no hacen nada por el cambio climático y que va a tener una condena mas severa–precisamente-por colarse en la cena de la reina esa de Dinamarca. El tipo falsificó la matricula del coche (le puso 007 y los tontacos de seguridad se lo creyeron) se vistió de esmoquin y solo abrió su pancarta ante los cientos de pegijeras, pijotorros y papanatas que apenas se inmutaron por el hecho. A cambio lo meten en chirona.
Ya no quedan héroes, solo gente como ésta y los que se dejan la piel en Africa o aquí mismo en Sevilla o Córdoba, ayudando a la gente, sea Navidad, verano o el día de San Pancracio.
Los demás, todos nosotros, a comprar regalos y a comer angulas de Antonio Resines. Ya nos vale. Que tío mas tonto éste, por cierto. Feliz año.




jueves, 24 de diciembre de 2009

La Navidad es cosa de niños

La única forma de sobrellevar la Navidad es ser un niño o creérselo. Aún así hay ya pocos niños que crean en nada porque si tienen dudas de algo lo buscan en google y problema solucionado. El otro día una niña de siete años le dijo a otra que los reyes no existían (no los gorrones sino los otros) y ante la duda lo buscó en el google. La desilusión fue grande. De hecho el otro día en el colegio mis niños se reían de otro porque decía que el negro de los reyes que los visitaron era su padre, pero pintado con kánfort. El niño ponía ojos de asombro y no acababa de creérselo pero una de las niñas siguió en ello: “Yo lo sé porque me habló y hablaba como tu padre, que no se le entiende ná…”.
En nuestro mundo actual es casi imposible mantener la inocencia y creer en algo es ya un lujo. Viendo las luces chillonas (de bajo consumo), la basura comercial en grandes avenidas, la nausea diaria del consumismo, las miles de necesidades creadas por la caja tonta, y la adoración por el Tener y no por el Ser, poco queda más que resignarse y tomarse todo ésto como unas vacaciones porque, y esto que quede entre nosotros, para mí que ni nació niño, ni hubo pastores, ni la madre que los parió.
Felices digestiones.

domingo, 6 de diciembre de 2009

La niña comepiedras

Tengo una clase de niños y niñas de 6 años. Una de ellas es M. Hace unos días se trajo una piedra enorme metida en la boca. Después de un rato de lloriqueo la convencí para que se la sacase y la tuviese a la vista encima de mi mesa. Las razones por las que trajo la piedra se me escapan. Ella estaba cómoda con su piedra en la boca pero la convencí de que era peligrosa y podía tragársela y morirse.Eso haría que no pudiese jugar más con sus cosas ni comer más macarrones, ni siquiera estar con sus abuelos estas Navidades, cosa que la inquietó. Ella siempre trae cosas al cole y las pone en su mesa a modo de adorno. Éstas son las cosas que trajo la pasada semana:
Lunes-Un torito compañero de la gitanita que se pone encima del televisor,
Martes-Dos playmobil a los que acostó y dio cobijo bajo una toallita limpiadora,
Miércoles-La alineación completa del Real Madrid en estampas,
Jueves-Un huevo de plástico y dos gominolas,
Viernes-Seis balas de cazar jabalíes previamente descargadas.
No cabe duda que M. es especial y aunque su hermana melliza dice que M. no existe, ella sigue ahí, a veces acurrucada sobre el pupitre mirando la esquina superior derecha del aula. Cuando se enfada, se quita el calcetín, y con el zapato golpea repetidamente la mesa a modo de protesta. Luego llora desconsoladamente e inmediatamente pide hacer pipí.
Los seres humanos somos complejos y los niños, a veces, son seres humanos.