Aunque los niños y las niñas de hoy han cambiado mucho (manejan tecnologías antes impensables, se desarrollan mucho antes, pegan antes a sus padres,…) la esencia de una criatura de la edad infantil suele ser siempre la misma: curiosidad, acción, egocentrismo y una irrefrenable ansia por saberlo todo. A éstos de la foto sus padres querrían ejecutarlos al instante, o al menos guantearlos hasta ponerlos rojos, pero eso no es posible por lo que no nos queda otra que la resignación, el castigo aleccionador y la inútil esperanza de que nunca pasará nada igual. Tener un hijo es una cosa muy seria y deberían hacer duros test de compatibilidad para ver si somos capaces de aguantarlos porque, una vez hechos, ya son irreversibles y de por vida. Que hubiera una maquinita que dijera que usted, de apariencia normal, le dará a su hijo demasiados caprichos, o que abusará de ella más adelante, o que estropeará su vida decidiendo por él pensando que aquella era mejor carrera o aquel mejor chico para su hija.
En los países más pobres los niños nacen como churros con la total impunidad de mandarlos a un futuro de dudosa cordura, y con las sermonerías de las iglesias que les prohíben los anticonceptivos. Los mismos que ellos no utilizan en sus abusos a menores que últimamente inundan la prensa. Los niños son el futuro y educarlos bien es lo mejor que podemos hacer por ellos y por nosotros, aunque a veces bien nos gustaría patearles el culo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario