Varias noticias han impactado estos días las televisiones mundiales. Aparte, claro está, de guerras, atentados, huracanes y una tasa de paro que acojona. Una de ellas es la boda de unos ingleses. Prensa, televisiones públicas y privadas, y radios se deshacen en detalles ante el bodorrio británico. Pero yo me quedo con la foto de al lado porque los niños rara vez mienten y aquí ni el protocolo, ni la regañina, ni la flema británica pudieron con el sentido común de una niña que lo decía todo con su gesto:!Vaya coñazo de boda! ¡Vaya idiotez pagada con los impuestos de los ingleses, vaya derroche de inmoralidad en tiempos de crisis. Vaya discriminación, vaya manera de exaltarse en la mediocridad(ni los trajes caros pueden esconder su miseria interior).Esta chiquilla se tapa las orejas en gesto de insumisión, de protesta ante lo que sus mayores hacen en ese día. Mejor estaría comiendo magdalenas y viendo a Bob Esponja.
Otra noticia es la beatificación de Juan Pablo II, la subida a los cielos (vía rápida, de urgencia, que hacen falta santos) del Papa polaco. Nada que objetar al que tenga fe como al que sea monárquico, que cada uno se divierta como pueda, pero me llama la atención que el (supuesto) milagro de la curación de una monja sea el pasaporte inmediato para la santidad, que es una cosa como para siempre, para hacer estampitas y pequeñas estatuas que se iluminan en la oscuridad.
Y lo peor de todo, y ya acabo, es premiar a Enrique Iglesias. De esto hay poco que decir pues la evidencia de su nulo talento nos hace confiar (aún menos) en la raza humana. Algo está cambiando en el planeta Tierra y yo no me estoy enterando. Seguro.El mundo está loco.
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