martes, 12 de abril de 2011

Ética

Casi 100 personas, vinculadas directamente a la corrupción, se presentan en las listas del PP y del PSOE en las próximas elecciones. Cualquiera que tenga sentido común pensaría que no tienen vergüenza, que son impresentables (en el sentido electoral también), que dónde perdieron esa cosa que se llama ética.
La clase política de nuestro país (aunque no hay que generalizar, claro) resulta cuanto menos vergonzosa. Aparte de no ofrecer soluciones prácticas a los grandes problemas del hombre y la mujer de a pie, se desentienden, de una manera estúpida, de sus cuentas con la justicia. La solución sería clara: No votarlos, pero igualmente habría que tomar otras grandes decisiones a la par: Sacar el dinero de los bancos (grandes ladrones de nuestro tiempo), sacar a los niños de nuestras iglesias(menudos guardianes de la moral, lobos criando corderos), y tirar los móviles a la basura(a ver que hacían ahora los estafadores del cable).

Pero parece que, absortos en la dinámica consumista/capitalista/narcotizante, no nos queda más que apretar los dientes y enfurecernos con los que menos culpa tienen. Por eso debería existir el anti-voto, un voto que neutralizara a otro, que fuera el reverso negativo del voto de otra persona, que sirviera para inclinar la balanza hacia el otro lado.

Difícil es, no cabe duda, así que por ahora me conformaré con votar al menos corrupto, al menos bocazas, al menos ladrón, al menos sexista, al menos hinchado por su necesidad de escalar al poder para aumentar su cuenta corriente y llenar su piscina. Si existe, claro.

No hay comentarios: