
Puede que este hecho sea el primero de una serie de fenómenos desafiantes de la naturaleza cotidiana. Tal vez mañana despierte y descubra que su dormitorio está boca abajo o que los perros de su barrio escalan por las paredes o cuando salgas del trabajo veas aterrado que es hora de entrar otra vez. O tal vez lo de estos planetas es sólo un descuido (o travesura) de aquellos que, en su sala de máquinas de la Eternidad, manejan día a día, en un aburrimiento supino, este cosmos que se les hace insoportable. Como a cualquiera, oiga.
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