Todos los años, cuando la Navidad deja paso a la realidad bruscamente, tiendo a recordar a aquellas películas que me dejaron un buen sabor de boca y que bien valieron su entrada. Los criterios son siempre confusos y caprichosos pero habitualmente me remito a algo que no me falla: la persistencia en la memoria de algunas imágenes o ideas imborrables. El tiempo habitualmente da o quita la razón a todo. Y estas son, en cualquier orden:
-Déjame entrar, o como hacer una peli de vampiros social y llenarla de emoción
-El secreto de sus ojos, o como mezclar drama, historia, suspense y amor y no meter la pata en nada
-Los mundos de Coraline, una enigmática historia infantil llena de fantasía e imaginación
-500 días juntos, porque el amor ya no es lo que era y ya va siendo hora de darse cuenta
-Malditos bastardos, Tarantino sin prejuicios, divertido, cumpliendo el sueño de todo judío
-The visitor, un cuento sobre la sociedad del siglo XXI y su única salida:la integración
-Gran torino, Clint Eastwood manteniendo el nivel y dando la vuelta a Harry el sucio
-El curioso caso de Benjamín Button, un cuento original con un romanticismo ya olvidado
-Celda 211, cine con fuerza, directo, hecho sin complejos.
-Agora, una película discutible pero valiente, cuyo presupuesto quizás no la dejó apreciar bien.
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