
Todo esto viene a cuento del que me parece que es (que fue) un tonto con mayúsculas. Que me perdonen sus amigos y parientes, pero este millonario menorquin que ha dejado toda su fortuna a los príncipes de Asturias es un Tonto. Porque se me ocurren miles de personas que necesitan de su altruismo con urgencia, cientos de causas por todas partes sedientas de dinero para revitalizar vidas anónimas. Si, nadie le quita su derecho a hacer lo que quiera con su dinero pero, por favor, algo de inteligencia que a la Casa real chorrean los euros. Euros salidos de nuestros impuestos.
Hubiera preferido que dejara el dinero a investigar porque las peras tienen rabillo y no así los melocotones, o porque el bostezo se contagia, o para que sirve el dedo pequeño del pie o porque cuando llueve encogemos los hombros. En fin...
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