miércoles, 17 de noviembre de 2010
Premios Nobel absurdos
Todos los años se conceden los IG Nobel, que son los premios Nobel, pero idiotas. Los señores de la foto han inventado un sujetador que sirve además de cámara de gas. En el caso de escape de gas los hombres la palmarían sin remedio. Otro premio ha sido la constatación de que los murciélagos tienen sexo oral y demostrar que decir tacos alivia el dolor de un golpe. También se premió al invento de un helicóptero por control remoto para recoger mocos de ballenas y a la demostración de que si llevas calcetines dentro de los zapatos y resbalas, la posibilidad de caerte es mucho menor de que si no los tuvieras. En otros años se premió el hecho constatado de que los microbios tienden a pegarse a las barbas de sus investigadores o el estudio del apetito en las personas al ofrecerles un plato de sopa que no tenía fondo y jamás se acababa. También al que demostraba que las pulgas saltan más alto en los perros que en los gatos. La lista es interminable porque como dijo Einstein "la inteligencia es limitada, pero la idiotez no". El absurdo también puede ser una forma de vida.
domingo, 14 de noviembre de 2010
Berlanguianos somos todos
Un montón de gente, todos hablan a la vez y todos tienen algo que decir, aunque en realidad se escuchan poco. Así eran los berlanguianos de las películas de Berlanga. En sus obras, que las eran también, las mejores, de Rafael Azcona, había pobres y ricos, amor, humor, falsa caridad y mucho hijoputa suelto. Algunos franquistas, otros de la transición.
Este hombre, con cierto parecido a Julio Verne, nos dejó, al menos, tres obras de arte: "Plácido", "La vaquilla" y "El verdugo". En ellas la gente tenía verborrea, pero era tan natural que a veces no parecía ni que actuaban. Le gustaban los planos secuencia, sin cortes, todo seguido, como la vida misma y en ellos los actores se apelotonaban para salir en cámara, para decir lo suyo, que a veces era tronchante. Pocos (Billy Wilder, Woody Allen, los hermanos Marx) han sido tan graciosos como este tío y su plumilla, el gran Azcona. Pocos han retratado con tanta humanidad y acidez a la sociedad española, a pesar (y es un gran pesar) de que la censura (tonta como ella misma pero con mala leche) le encañonaba en cada película. Sin embargo fue capaz de reírse de los ricos, de los curas y denunciar la pena de muerte y salir tan campante.
Franco dijo de él que era un mal español, lo cual le honra mucho viniendo del mismo demonio nacional.
Se nos fue Berlanga pero vean "Plácido" y ríanse porque la vida es un mierdón pero, anda que sí, que risa que da.
Este hombre, con cierto parecido a Julio Verne, nos dejó, al menos, tres obras de arte: "Plácido", "La vaquilla" y "El verdugo". En ellas la gente tenía verborrea, pero era tan natural que a veces no parecía ni que actuaban. Le gustaban los planos secuencia, sin cortes, todo seguido, como la vida misma y en ellos los actores se apelotonaban para salir en cámara, para decir lo suyo, que a veces era tronchante. Pocos (Billy Wilder, Woody Allen, los hermanos Marx) han sido tan graciosos como este tío y su plumilla, el gran Azcona. Pocos han retratado con tanta humanidad y acidez a la sociedad española, a pesar (y es un gran pesar) de que la censura (tonta como ella misma pero con mala leche) le encañonaba en cada película. Sin embargo fue capaz de reírse de los ricos, de los curas y denunciar la pena de muerte y salir tan campante.
Franco dijo de él que era un mal español, lo cual le honra mucho viniendo del mismo demonio nacional.
Se nos fue Berlanga pero vean "Plácido" y ríanse porque la vida es un mierdón pero, anda que sí, que risa que da.
jueves, 4 de noviembre de 2010
Yo tampoco te espero
Este fin de semana aterriza en Galicia el Papa. Este hombre, de aspecto terrorífico e intenciones supuestamente generosas, es el mismo que hace unos años olvidó denunciar a unos curas pederastas de su comunidad. Que venga o no, me da lo mismo, pero que venga de paisano, sipote, y no de estrellona pop. Y que gran parte de la pasta para su visita (leo 200.000 euros diarios) sea pagada por el Estado es vergonzoso. Más de vergüenza es que, además, hayan tenido que crear una subasta en internet de escombros de la iglesia para pagarle a este tío las comilonas. Hay varias organizaciones en Cataluña ("Yo no te espero" es una) que van a dar la nota en estos días, sobre todo las de gays que se besarán, para dar por culo, ante la presencia de su majestad católica Ratzinger.
Cuando este hombre (y su empresa) entren en el siglo XXI, empezaré a tenerles en cuenta, mientras tanto que se vaya a zurrir mierdas con un látigo.
Cuando este hombre (y su empresa) entren en el siglo XXI, empezaré a tenerles en cuenta, mientras tanto que se vaya a zurrir mierdas con un látigo.
martes, 2 de noviembre de 2010
Cambio de hora: daños colaterales
Como todos los años, como cae la hoja en otoño, vuelve el cambio de hora. Su origen es, supuestamente, económico. Nos levantamos una hora solar más tarde y no encendemos la luz, ahorrando por ello unos eurillos pa España. Lo inverosímil del asunto es que, como anochece antes, encendemos la luz una hora antes por lo que la cosa se queda igual. Muchos escépticos de la vida, que creen también que el hombre no piso la luna, que Elvis Presley sigue vivo y que los americanos tienen cadáveres de aliens, muchos dicen que en realidad es una maniobra de despiste para el ciudadano. ¿Para qué? No se sabe, pero debe ser mu malo. Para el ser humano normal el cambio le ocasiona molestías y desvaríos, hasta almorranas si cabe. Sin embargo nada comparable a unos terroristas gilipollas que fueron a poner, desde el país vecino, una bomba cronometrada a Palestina sin tener en cuenta que habían cambiado ese día la hora en aquel lugar, por lo que la bomba le estalló en las narices esperando que llegara la hora de dejar el paquete en el sitio indicado. Gajes del oficio.
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