En un mundo desprovisto de ética no es difícil imaginar el triunfo del granuja. No el granuja robagallinas, que a fin de cuentas el hambre le puede, sino el granuja-banquero, el granuja- concejal, el granuja-cura, que aprovechan su situación de privilegio para saquear las arcas, públicas y privadas, y alardear de ello en la intimidad, mientras vienen los mariscos a su mesa de granujas amigos.
Pero lo peor no es eso.Lo peor es la jauría de tontacos, consumidores compulsivos de programas rosa, que siguen, adoran y piden autógrafos, a esta estirpe canalla de comeollas de euros ajenos. Gentuza como Julián Muñoz, a los que las televisiones ayudan a pagar sus deudas, o el mismo Mario Conde que, una vez pasado por la cárcel en condiciones de lujo, sigue sin pagar sus deudas y además se hace de oro vendiendo un libro con sus memorias que esos mismos tontacos compran para comprobar que es verdad que son tontacos, tontacos pobres para toda la puta vida.
De algunos incluso se harán películas, documentales, y cuadernillos en los periódicos. Pero de la gente normal no se hará nunca nada porque su vida grisácea está cargada de honradez desprovista de glamour.
lunes, 27 de septiembre de 2010
jueves, 16 de septiembre de 2010
El eterno meneo
Si usted es capaz por un momento de salirse de su salón, de su casa, de su barrio, de su pueblo, de su país y ver las cosas desde arriba, descubrirá que todo se menea y lo que nos pasa a diario es consecuencia de ese meneo. Si por el contrario cree que la situación de los planetas en el momento de su nacimiento determina su vida ,allá usted, pero que sepa que comparando la masa (grande) de esos astros y su distancia (lejísimos) hasta el mismo hueco maternal por donde fue parido, la influencia es menor que la masa (pequeña) y la distancia (cercana) de la matrona que la sacó a vivir hasta el día de hoy.
En el mundo todo sucede por azar. Las trayectorias de todas las cosas con vida (o sin ella pero achuchadas) se entrecruzan constantemente y determinan que usted conozca a la persona amada (o a la que luego le destrozará), a los amigos adecuados o a aquel que le atropellará o dará el número agraciado de la lotería primitiva que, por el estúpido movimiento de las bolas en el bombo, llegará a alinearse en la sucesión numérica adecuada que hará de usted una persona diferente y a otro una persona decepcionada.
Fuera del planeta también las cosas se mueven y la gravedad las hace redondas. En el Planeta Tierra nada puede estarse quieto pues el movimiento es vida y la quietud, muerte. Pero no se equivoque, lo que más influye sobre usted mismo es usted mismo y ese amasijo de conexiones neuronales que intentan abrirse paso en el caos de apariencia ordenada llamado rutina.
En el mundo todo sucede por azar. Las trayectorias de todas las cosas con vida (o sin ella pero achuchadas) se entrecruzan constantemente y determinan que usted conozca a la persona amada (o a la que luego le destrozará), a los amigos adecuados o a aquel que le atropellará o dará el número agraciado de la lotería primitiva que, por el estúpido movimiento de las bolas en el bombo, llegará a alinearse en la sucesión numérica adecuada que hará de usted una persona diferente y a otro una persona decepcionada.
Fuera del planeta también las cosas se mueven y la gravedad las hace redondas. En el Planeta Tierra nada puede estarse quieto pues el movimiento es vida y la quietud, muerte. Pero no se equivoque, lo que más influye sobre usted mismo es usted mismo y ese amasijo de conexiones neuronales que intentan abrirse paso en el caos de apariencia ordenada llamado rutina.
miércoles, 8 de septiembre de 2010
El hombre más pequeño del mundo
El hombre más pequeño del mundo me dio una lección. Me lo encontré al doblar la esquina, como el que no quiere la cosa, y allí estaba, mirando a una pequeña lagartija que andaba por la pared. Confieso que, por un momento, yo también le miré a él como un ser inferior y como adivinando mis pensamientos, el hombre menudo me miró y me dijo: ¿Cómo te sientes? a lo que le contesté:”Bien”. Él dijo entonces:”Pues yo a veces me siento como una pulga y otras veces como un gigante”. Y lentamente me acercó su dedo índice y frunció el ceño. Luego movió el dedo para que hiciera algo. Yo entonces le cogí su ínfimo dedo y tiré de él. En ese momento se tiró un enorme cuesco que le hizo tambalearse. No pude evitar reírme y él movió su cabecilla y me dijo con voz sabia: “Un día sin reír es un día perdido, ya lo dijo Buñuel” y se fue calle abajo. Cuando se alejaba me dio la sensación de que se hacía más pequeño aún de lo que era y que en un momento desaparecía del todo, integrándose en el asfalto. El hombre más pequeño del mundo me dio una lección y yo, triste de mí, no pude más que avergonzarme y seguir adelante con mis taras y mis absurdos complejos de burgués ocioso con trabajo bien remunerado.
martes, 7 de septiembre de 2010
La ilusión y la medicación
La última peli del incombustible Woody Allen me dejó un mensaje claro , dentro del escepticismo feroz y el miedo a la edad que transmite: “La ilusión funciona mejor que la medicación” y aquel que se agarre a lo que sea con gana y fe, tendrá más posibilidades de tener una vida más sana mentalmente que aquel que sea consciente de la realidad y sus múltiples putadas. La ignorancia es la felicidad.
A poco se pueden agarrar los mineros chilenos que están sepultados en vida. Sobreviven gracias a la esperanza de salir pronto, a los mensajes de su familia, al clima artificial día/noche que la NASA les ha montado para que crean que allí, en aquella ratonera, el sol sale y se esconde como si estuvieran fuera. Así, mientras la depresión les persigue para devorarlos, tienen que agarrarse a lo que sea para aguantar la terrible situación.
Mientras, en España, los políticos dicen palabras necias y se preparan para seguir torturándonos con su verborrea sin fin. Ojalá los mineros salgan pronto y de paso metan a Aznar.
A poco se pueden agarrar los mineros chilenos que están sepultados en vida. Sobreviven gracias a la esperanza de salir pronto, a los mensajes de su familia, al clima artificial día/noche que la NASA les ha montado para que crean que allí, en aquella ratonera, el sol sale y se esconde como si estuvieran fuera. Así, mientras la depresión les persigue para devorarlos, tienen que agarrarse a lo que sea para aguantar la terrible situación.
Mientras, en España, los políticos dicen palabras necias y se preparan para seguir torturándonos con su verborrea sin fin. Ojalá los mineros salgan pronto y de paso metan a Aznar.
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