Pero lo peor no es eso.Lo peor es la jauría de tontacos, consumidores compulsivos de programas rosa, que siguen, adoran y piden autógrafos, a esta estirpe canalla de comeollas de euros ajenos. Gentuza como Julián Muñoz, a los que las televisiones ayudan a pagar sus deudas, o el mismo Mario Conde que, una vez pasado por la cárcel en condiciones de lujo, sigue sin pagar sus deudas y además se hace de oro vendiendo un libro con sus memorias que esos mismos tontacos compran para comprobar que es verdad que son tontacos, tontacos pobres para toda la puta vida.
De algunos incluso se harán películas, documentales, y cuadernillos en los periódicos. Pero de la gente normal no se hará nunca nada porque su vida grisácea está cargada de honradez desprovista de glamour.