sábado, 5 de julio de 2008

La playa, ese lugar

Las vacaciones siempre huelen a pescao. A playa abarrotada, a arena que no se quiere salir de los deillos de los pies, a sardinas fallecidas que nos miran con malos ojos, a niños repelentes que chillan y patean las espinillas de sus jodidos padres.
De pequeño me entusiasmaba tomar el gazpacho frente a las olas, ver a a las chicas con poca ropa, comer la tortilla de papas antes de que la arena la hiciera granulosa.
La playa es sólo un lugar para pasear a media tarde y ver los colores del sol y del agua entremezclarse y que ese vientecillo te acaricie las partes nobles pero todas las playas deberían ser nudistas por decreto para darnos cuenta de nuestras debilidades, de que en realidad no somos mas que bichejos disfrazados que un día creimos ser acuáticos. Por eso nos comemos a los peces, por envidia.

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