Una de las escasas satisfacciones que da la declaración de la renta es poner la X. La tele da ahora unos mensajes que, la verdad sea dicha se me antojan algo desesperaillos, para que pongas la X en la iglesia. Ayer llegó ese momento y, una vez más, deslicé mi boli hacia el otro lado con cierta alegria. ¿Rencor? ¿Resentimiento? Puede que un poco de todo pero creo que las empresas deben abastecerse solas y ésta, la más gorda, la mayor, ya está mayorcita para que se lo sepa hacer.
De pequeño me hicieron dudar de muchas cosas, y sobre todo me hicieron perder muchísimo tiempo y eso, ayvedios, es algo que no soporto. Por eso que les ponga la X su tía abuela.
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