En esta foto anónima la Antonia le está dando su palizota al chavalote que nos enseña el trasero en un domingo cualquiera. Los domingos de primavera no son tan bucólicos como la gente cree. Los alérgicos moqueamos en silencio, los opositores se incrustan párrafos de necedades por las orejas y los que siestean en profundidad salen tan maltrechos de su inmersión en si mismos que la jaqueca les dura unas horas.
Los domingos siempre me han recordado a fútbol y a precipicio. Porque asomándote a ellos ves el lunes como un lobo hambriento y te tiemblan las patillas como al gorrino de la casa de paja de los tres cerditos.Feliz lunes.
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