sábado, 19 de noviembre de 2011

Granujas de alto postín

Lo malo de la avaricia es que no tiene límites, que al que toca lo convence con eso del "tu pilla ahora, que no mira nadie".Si ya de por sí tengo mis reticencias y arcadas con la realeza de este país (especie parasitaria incomprensiblemente admitida) ahora mis rabias van a más, con la escalofriante noticia del yerno que roba a manos llenas, como si lo suyo fuera pasar fatigas porque no le llegara la paga a fin de mes. Sólo espero cárcel para el que roba, humillación social y que nos enteremos de una vez por todas de que la clase no da distinción y que a todos nos aprieta por el mismo lado, estés casado con la hija del rey o con Rafalita la que vende papas fritas.
Y por una vez podía caer el peso de la justicia sobre alguien de esos, de los ricos.

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