Me levante esta mañana algo extraño. Entré a un bar a tomar un café y el camarero estaba solo, comiéndose una zanahoria mojada en ron. No había gente. Ni humo. No era un bar. Vi en los carteles electorales a Aznar y a su amigo Rajoy, que era presidente del gobierno. Estaban con los curas comiendo marisco y a su lado un pobre tenía una casa de cartón y dos gatos negros. Me entró un picor tremendo en la entrepierna y un policía me dijo que eso era de la misma crisis, que se estaba acabando y que ahora afectaba a las zonas genitales del país.
Compre una caracola de chocolate y me cobraron doce euros, diez por derechos de autor del tío que inventó la caracola, un euro por la misma caracola y otro por el transporte.
Vi que la mejor película española era de un tío encerrado en un caja y se estrenaba pronto su secuela, que era dos hombres metidos en un caja. Caminé despacio, y como el que no quiere la cosa me encendí un cigarro. Al instante, una mujer con un carrito de la compra y la permanente muy reciente, me señaló con su dedo índice y empezó a gritar. No tardaron en venir dos policías, uno alto y otro bajito. El más alto me golpeó en la nariz y el bajito en mis partes nobles. Caí al suelo, desmayado, y cuando desperté estaba en un hospital y me habían operado de la próstata. Una enfermera vino y me dijo que me tomara quince pastillas en el desayuno y después lo meara todo. Me desperté de golpe de la pesadilla y cuando me quise dar cuenta se hizo de noche y mi gato Francisco me pidió otro tazón de quicos de colores.
2 comentarios:
Genial Tosu, a ver si vas guardando arte de ese que te sobra y cuando me veas me regalas una almorzá...
Saludos.
Gracias, pae. Cuando quieras nos comemos unas migas, que buena falta nos hacen,
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