
Perelman, con barba y siempre ataviado con su chaqueta negra y pantalones manchados de ecuaciones, rechazó un millón de dólares de los americanos por resolver el enigma. Prefirió quedarse en casa comiendo fideos y no dar entrevistas a nadie porque tenía jaqueca. Eso es lo que tienen los verdaderos genios, que les importa un pito la realidad, que les aburre soberanamente todo excepto sus intríngulis personales que le alimentan el alma y mojan cada mañana en el café como churros.
Este hombre lo resuelve todo si es matemático. Luego hace la compra y trae demasiado arroz o muy pocos tomates. Perelman se quedó calvo de tanto pensar y no sabe si es feliz o no, pero mientras tanto ahí esta, dale que dale con los números que devora como si fueran pipas con sal.
1 comentario:
Debe de importale un pito la realidad, desde luego, porque de matemáticas de los dineros anda fatal.
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