Hace unos días murió el mono Charlie, un mono que, aburrido en el zoo, se fumaba doblaos los paquetes de tabaco que sus dueños y la gente le daba (porque él no creo que fuera al estanco). Tenía el mono, se le veía fumar como un actor, de hecho andaba como un actor, a la pobre criatura pegar caladas le parecía relajante, tranquilizador, en su rutinaria vida de mono.
Otra de las impactantes noticias de esta semana ha sido la venta por internet, por parte de la Apostólica Iglesia Católica, de objetos litúrgicos variados. Copones, candelabros, mantos, y un sinfín de objetos cuasi fetichistas, se venden para sufragar la visita del Papa, ese hombre sin conciencia, que va de un lado para otro predicando lo que ni él mismo cree.
Cómprese usted un copón, sipote, y haga su propia homilía en el hogar, con sus hijos y su suegra. Seguro que le regalan,de paso, unas bolsitas de hostias benditas, bajas en calorías.
Y por último reseñar la visita de los príncipes(¡) a la mezquita de Córdoba para inaugurar su alumbrado nocturno. Invitan a la gente a que vaya a verla, claro, pagando 18 euros, no como ellos que, como es rutina en su principesca vida, viven de gorra a costa del ciudadano que sobrevive como puede.
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