Tengo una clase de niños y niñas de 6 años. Una de ellas es M. Hace unos días se trajo una piedra enorme metida en la boca. Después de un rato de lloriqueo la convencí para que se la sacase y la tuviese a la vista encima de mi mesa. Las razones por las que trajo la piedra se me escapan. Ella estaba cómoda con su piedra en la boca pero la convencí de que era peligrosa y podía tragársela y morirse.Eso haría que no pudiese jugar más con sus cosas ni comer más macarrones, ni siquiera estar con sus abuelos estas Navidades, cosa que la inquietó. Ella siempre trae cosas al cole y las pone en su mesa a modo de adorno. Éstas son las cosas que trajo la pasada semana:
Lunes-Un torito compañero de la gitanita que se pone encima del televisor,
Martes-Dos playmobil a los que acostó y dio cobijo bajo una toallita limpiadora,
Miércoles-La alineación completa del Real Madrid en estampas,
Jueves-Un huevo de plástico y dos gominolas,
Viernes-Seis balas de cazar jabalíes previamente descargadas.
No cabe duda que M. es especial y aunque su hermana melliza dice que M. no existe, ella sigue ahí, a veces acurrucada sobre el pupitre mirando la esquina superior derecha del aula. Cuando se enfada, se quita el calcetín, y con el zapato golpea repetidamente la mesa a modo de protesta. Luego llora desconsoladamente e inmediatamente pide hacer pipí.
Los seres humanos somos complejos y los niños, a veces, son seres humanos.
1 comentario:
Hola pae, queremos mas de "esas vivencias cotidianas" que tu haces parecer graciosas al contarlas. Por lo menos se ríe uno un rato, pae.
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