martes, 23 de abril de 2013

El olor de los libros

Uno de los recuerdos mas gratos de mi infancia es el día en que alguien me dijo que había un lugar donde podía leer libros y tebeos gratis. Aquello me dejo impresionado pues siempre había considerado muy lejana la lectura debido al precio de los libros. Fuimos, mi amigo y yo, al lugar que nos dijeron, cautelosos, con cierto misterio, algo escépticos ante el hecho de la lectura gratuita. Estaba entonces la biblioteca en una calle perdida, escondida y aún recuerdo el olor de la madera vieja, del papel amontonado, del periódico rancio. Lo segundo fue la visión del lugar, silencioso, espacioso, de madera añeja, lleno de estanterias arriba y abajo y al fondo un señor gordo con bigote, sentado como el capitán de la legión de letras e ilustraciones del castillo de libros. Cogimos unos tebeos de Mortadelo y Filemón, de Tintín, de Jabato, del Capitán Trueno y cuando menos lo esperamos, la hora se nos echó encima, extasiados por el placer de la curiosidad y el disfrute contínuo. Desde entonces hasta hoy no he dejado de leer libros. De aventuras, de humor, de amor, de terror. Absurdos, inteligentes, confusos, inquietantes, llenos de paradojas y misterios mas grandes que la vida.Y siguen siendo mis cómplices cuando la cosa se pone difícil y la mediocridad te patea el culo.Feliz día del libro.

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