lunes, 13 de diciembre de 2010

Grande

Como a muchos de los que somos aficionados al rock, el flamenco siempre nos apabulló por su complejidad, su dureza y su férrea tradición. Por eso, cuando Enrique Morente sacó su disco OMEGA con Lagartija Nick, Vicente Amigo y otros, algó cambió. La audacia de este hombre que nos dejó hoy, me pareció increible. Así conocí más profundamente a alguien con la valentía que falta a muchos (casi todos) dentro del rock o del pop, encasillado en sus melodías y sus ritmos. Mezcló (con los cabreos de sus compañeros del flamenco) su cante con el jazz, con el rock, la música árabe, con ritmos que siempre estaban a miles de kilométros del flamenco. Tocó con Leonard Cohen, con las Voces Búlgaras, y hasta los mitos del noise-rock, Sonic Youth, de los que decía intuir una terrible fuerza tras sus ruidosas canciones. Oía sus comentarios ácidos y lúcidos sobre todas las cosas y lo veía comprometido en causas de todo tipo. Valiente y curioso hasta el último día, fue un vanguardista sin proponérselo y detrás de ello, increiblemente, una modestia envidiable.

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