Se nos va el 2011. Se nos va lleno de terremotos, volcanes, y sinvergüenzas de sangre azul. Se nos va atentos a algo tan inverosímil como es la prima de riesgo, como si de ella dependiera nuestra existencia. Se nos va con los recortes y la mentira del nuevo gobierno (que poco ha durado la credibilidad del barbas diciendo en su campaña electoral que no subiría los impuestos) y se nos va medio en pelota, medio enseñando el culo por la crisis. El 2012 no puede ser peor y si va a ser el esperado fin del mundo pues disfrutemos a tope mientras podamos, que no todo van a ser penurias, sipote.
Feliz año.