
Pero el momento más impresionante y sin duda imborrable para los españoles de a pie, ha sido cuando Manolo Escobar, aún reinqueante de su delicada enfermedad, es manteado hasta casi perder la vida después de entonar su glorioso “Que viva España”, himno de la posguerra que resume en pocas palabras el ardor, la idiosincrasia y el fervor guerrero de estos héroes populares que han encumbrado el país ( en su vertiente pelotera) a lo más alto del Olimpo mundial.
España ha sufrido mientras el sueño de Kafka pues creía que era un Ser triunfador, eufórico, feliz y se despertó convertido en un escarabajo, es decir resacoso y lleno de parados.