Todos los años, por mochilas, las televisiones emiten a las 9 de la noche del 24 de Diciembre el mensaje del rey. Cada año mas peñazo, mas viejuno, ya no llega a ser ni la conciencia de un pueblo. Hoy me preocupa mucho mas ese otro tío del Greenpeace que pasa sus Navidades en la cárcel por decir que los gobernantes no hacen nada por el cambio climático y que va a tener una condena mas severa–precisamente-por colarse en la cena de la reina esa de Dinamarca. El tipo falsificó la matricula del coche (le puso 007 y los tontacos de seguridad se lo creyeron) se vistió de esmoquin y solo abrió su pancarta ante los cientos de pegijeras, pijotorros y papanatas que apenas se inmutaron por el hecho. A cambio lo meten en chirona.Ya no quedan héroes, solo gente como ésta y los que se dejan la piel en Africa o aquí mismo en Sevilla o Córdoba, ayudando a la gente, sea Navidad, verano o el día de San Pancracio.
Los demás, todos nosotros, a comprar regalos y a comer angulas de Antonio Resines. Ya nos vale. Que tío mas tonto éste, por cierto. Feliz año.

Tengo una clase de niños y niñas de 6 años. Una de ellas es M. Hace unos días se trajo una piedra enorme metida en la boca. Después de un rato de lloriqueo la convencí para que se la sacase y la tuviese a la vista encima de mi mesa. Las razones por las que trajo la piedra se me escapan. Ella estaba cómoda con su piedra en la boca pero la convencí de que era peligrosa y podía tragársela y morirse.Eso haría que no pudiese jugar más con sus cosas ni comer más macarrones, ni siquiera estar con sus abuelos estas Navidades, cosa que la inquietó. Ella siempre trae cosas al cole y las pone en su mesa a modo de adorno. Éstas son las cosas que trajo la pasada semana: